¡Invocar el nombre del Señor!

Fue en el año 1989 que fui invitado a unas reuniones conferencias que se celebraron en un hotel y la iglesia en Santo Domingo fue la organizadora. El primer día que tuvimos juntos el hermano que compartió la palabra hablo de invocar el nombre del Señor. Después de ir a mi casa yo quede tan impresionado con el invocar el nombre del Señor que, a pesar de seguir reuniéndome en un lugar donde no se hacía eso, yo lo disfrutaba mucho en la casa.

Yo había sido cristiano ya hacía unos 20 años, pero no había experimentado el invocar el nombre del Señor.

Después de un tiempo el Señor me guió a mí a y mi familia a reunirnos con la iglesia en Santo Domingo y desde el inicio de los 90s he estado invocando el nombre del Señor cada día y puedo decir como dice un himno que es más dulce con los años. No puedo graduarme de invocar el hombre del Señor.